El duelo es un proceso natural tras una pérdida significativa, ya sea la de un ser querido, una relación, un trabajo o una etapa vital. Cada persona lo atraviesa de forma única y con tiempos diferentes.
Negación, tristeza, enojo y aceptación suelen formar parte del camino. Aunque doloroso, este proceso también puede abrir espacios de resiliencia y transformación personal.
Según la Asociación Española de Psicología Sanitaria, contar con apoyo emocional, terapia y redes de contención ayuda a atravesar el duelo de una forma más saludable.
Uno de los mayores desafíos es aceptar que no existe una manera “correcta” de vivir el duelo. Lo que para unos dura meses, para otros puede extenderse más tiempo sin que eso signifique un problema en sí mismo.
Los rituales, como escribir cartas, mantener recuerdos o realizar homenajes, ayudan a canalizar el dolor y a integrar la pérdida en la propia historia de vida.
Hablar abiertamente de la ausencia, sin tabúes, permite aliviar la carga emocional y conectar con quienes han vivido experiencias similares.